Maya
Soy lo que tus sentidos perciben pero esto no quiere decir que exista... soy diferente para cada persona pero sólo una esencia. soy un simple comodín en un mazo de cartas. Tan único como cualquiera

31 diciembre 2007
Por: ROV

Estaba leyendo las noticias a través de la red, cuando, de golpe un encabezado me dejó atónito: Benazir Bhutto muere en un atentado. La nota que no dejaba a dudas en cuanto al deceso, si las dejaba en cuanto a la forma del atentado. 
Se hablaba de un asesino solitario quién disparó contra la señora Bhutto en el cuello. Sin embargo al parecer el mismo individuo detona una bomba instantes después. 

El atentado en si, no es más que uno entre los cientos de ataques que suceden contra la población civil en los países musulmanes, que si bien no deja de ser un reflejo del estado inestable de la política y la religión en esa zona del mundo, no hubiera afectado mas que los otros ataques terroristas. 

Sin embargo, hay un hecho importante: la muerte de una personalidad de la vida política de Pakistan, quien en dos ocasiones había sido primera ministra del país y a quien al parecer sus enemigos políticos habían intentado eliminar, primero de la vida publica acusándola de corrupción en las dos ocasiones en que ocupó dicho cargo sin que haya quedado del todo claro si las acusaciones estaban fundamentadas o no.

Bhutto se caracterizó por ser la primera mujer en ocupar esa investidura, en una nación en la que las mujeres están relegadas en casi todos los aspectos sociopolíticos y subordinadas al hombre y marginadas de todas las situaciones de poder y toma de decisiones. 

Pero no solamente por eso se caracterizó: militaba en un partido político de izquierda: el Partido Popular de Pakistan (PPP), partido político de centro-izquierda, afiliado a la Internacional Socialista, donde se lucha por implantar la democracia y en contra de la desigualdad de la mujer; así como por mejorar las condiciones de vida de los millones de pobres que tiene el país, aun en contra de la minoría de poderosos y ricos terratenientes dueños de los medios de producción. 

La violencia que desató este artero crimen ha sumido al país en un estado de crisis que puede traer terribles consecuencias para toda la gente, en especial a los pobres.

Pero no es esto la peor consecuencia. El eliminar a un enemigo político, no deja de ser un acto de primitiva barbarie en cualquier ámbito del mundo. Pero este crimen, va más allá: atenta contra una de las mas importantes luchas por la libertad y la igualdad del ser humano: la igualdad mujer-hombre donde el genero femenino, tenga igualdad de derechos, obligaciones y oportunidades.

Los países islámicos tienen en general un atraso en este rubro muy importante, sólo comparado a la Europa medieval y los grupos fundamentalistas tratan de imponer condiciones de mayor desigualdad basándose en supuestas razones religiosas. Esto ha producido que la mujer sea minimizada a un grado apenas superior de los animales (que en algunas ocasiones tienen más derechos y beneficios que estas), donde sus garantías individuales son mínimas y sus derechos humanos casi abolidos. 

El retroceso que esto significa afecta no sólo a los países islámicos, sino repercute en todo el orbe donde la mujer lucha día con día por estar en el lugar que le corresponde al ser simplemente la compañera del varón. Así, simplemente sin adornos ni agregados.

La señora Bhutto demostró con hechos, que cuando los principios son sólidos y la creencia en el ser humano es fuerte, las mujeres pueden superar todos los obstáculos pudiendo llegar a las más altas esferas del poder, aun por encima de los intereses y dogmas creados por las sociedades.

Sin embargo, este magnicidio (así catalogado por los medios), nos demuestra también, que para que la mujer pueda liberarse y llegar a la meta de ser reconocida por sus meritos intelectuales, creativos, de trabajo, etc., va a ser por medio de una lucha dura, difícil y que costará vidas de aquellas mujeres que marquen la vanguardia y señalen la senda a seguir.

La lucha de la mujer es una variante más de la lucha que el ser humano ha emprendido para liberarse de todas cadenas que el mismo ser humano ser ha impuesto para detentar el poder y esclavizar de una formas u otra a sus semejantes. Y Benazir Bhutto una muestra de lo que esta lucha representa y de lo que puede costar lograr la igualdad del ser humano.

Por eso, desde esta tribuna, vaya con la más grande indignación por el atroz crimen cometido en su persona, un homenaje al ser humano, a la mujer, a la luchadora por las libertades humanas, Benazir Bhutto.

¡Hasta siempre compañera!



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29 diciembre 2007
Ocurrió en los primeros días de Noviembre, en la ciudad de Oaxaca de Juárez. No puedo quejarme a pesar de todo en este lugar siempre tengo alguna historia.

Pero sí tengo que admitir que nunca pensé que tal evento fuera a ocurrir. No sé si sería el destino, una enorme coincidencia, o tal vez suerte. No lo sé, aunque no creo mucho en ninguno de los tres.

A principios de Noviembre fui a Oaxaca, para visitar a mi prima y a mi papá. Se juntaron varias cosas en esa visita, la celebración de Día de Muertos, los concursos de ofrendas y la feria del libro.

El último día que estuve ahí, horas antes de partir, mi papá y yo fuimos a la feria del libro, que en está ocasión era en honor a Julio Sherer García (periodista y fundador del periódico Excelsior y la revista proceso).

Comenzamos el recorrido por los estantes, esperando que algún libro se me pegara. Tomé entre mis manos “El Perfume” cuando alguien a tras de mi decía que Julio Sherer estaba recorriendo los estantes.

Corrí a donde mi papá se encontraba y entre risas le comenté “Juls, mi buen amigo anda por acá si lo vemos lo saludamos”.
Mi papá se limitó a sonreírme pícaramente como quien trata de entender las locuras de un demente. “No lo dudo”, fue lo único que dijo.

Continuamos con nuestro recorrido, nos paramos en cada puesto de libros para ver que nos ofrecían. Pero yo quería ver a Sherer.
En el camino me hice de un programa con eventos de la feria del libro. Al hojearlo me lamente al ver que Julio había dado horas antes una platica gratuita en uno de los foros de Oaxaca.

Sin embargo me lamente más cuando vi que Carlos Monsivais ofrecería una conferencia sobre Periodismo al día siguiente.

Era una pena que no tuviera más días para poder asistir a una de las platicas de Calos Monsivais. Opte por dejar las cosas así, ya me había resignado que no vería ni a Julio Sherer ni estaría en la charla de Monsivais.

Un poco cansados por la caminata mi padre y yo fuimos a una jardinera a descansar unos momentos, para tomar aire y energía para continuar porque faltaba mucho para terminar de ver la feria.

Estábamos platicando, cuando Don Juan Tenorio se nos acercó para entregarnos un volante promocional de la obra de teatro. Tras él venían una catrina, un esqueleto y un arlequín bailando en zancos, acompañados por una comparsa de músicos.

Al terminar el espectáculo, mi papá me preguntó qué como le harían para bajarse de los zancos. Le dije que no sabía. El me retó a preguntarle a cualquiera de ellos la metodología para quitárselos.

Como buena periodista que soy así lo hice. Corrí hasta la Muerte y le pregunté. Ella me explicó que se sientan en algún lugar alto y así los desamarran, después alguien los ayuda a bajar.

Me confió también que ella se había caído varias veces y en una ocasión se fracturó el brazo.
Al terminar está mini entrevista regresé con mi papá. Él se sentía como pavo real al ver lo desinhibida que es su hija, pero el orgullo le duró muy poco.

Continuamos viendo lo libros. En eso un señor ya mayor acompañado de un niño como de 7 años estuvieron a punto de atropellar (caminando) a una joven que empujaba una carriola.

La chica más prudente se detuvo, pero el señor le dio el paso. Sin embargo el chico comenzó a avanzar y de nueva cuenta iba a tropezar con la joven y la bebé.

El señor tomó del hombro al niño y le cedió el paso nuevamente mientras le dijo a la chica “disculpe”.

Honestamente me molestó el comportamiento del señor al no fijarse y por no respetar a la joven y a su bebé. Confieso que iba a empezar a reclamarle al señor y porque no “echarle bronca”, pero algo me dijo que no lo hiciera.

Después de medio segundo de reacción, mi papá me dijo un poco incrédulo “ese es Monsivais”. No le creí, argumente que si se parecía pero que no era él.

Él insistió y en efecto tenía razón, si era Carlos Monsivais. El escritor iba acompañado por un sequito de personas que buscaban tener un autógrafo (aunque el libro no haya sido de su autoría).

Vi la cámara en mi mano y pensé en tomarme una foto con él. Los nervios me traicionaron y la seguridad que había mostrado minutos antes desapareció en una fracción de segundo.

Monsivais se fue alejando de mi. La pena me invadió. Fui tras él pero estando lo suficientemente cerca me daba media vuelta y buscaba refugio en mi papá. Intenté varias veces acercarme al Maestro Monsivais pero no lo conseguí. Regresaba con una sonrisa nerviosa y colorada.

Mi papá estaba atónito, no creía que la periodista que antes había ido con unos bailarines a preguntar un par de cosas ahora no pudiera acercarse a Monsivais y tomarse una foto, cuando debería hacer eso y hasta hacerle una entrevista.

A manera de justificación diré que no es lo mismo acercarse a unos bailarines locales, por muy buenos que sean, a acercarse a Monsivais uno de los mejores periodistas y escritores de México.

Mi papá ya desesperado, tomó la cámara, se dirigió al escritor y sin pena me dijo “yo se la pediré”. Seguimos a Monsivais como asechándolo. El periodista se detuvo en un estante de libros de leyes.

Una mujer que lo acompañaba se acercó a nosotros e interviniendo explicó que el Maestro estaba un poco molesto porque no lo dejan ver los libros en paz.

Me desilusiones un poco pero a la vez me sentí aliviada al no tener que enfrentarme a aquel personaje de dimensiones colosales que me hacían sentir tan sólo un intento de escritor.

También sentía mucha vergüenza. El sol recorría mi cuerpo y mi corazón latía tan rápido y tan fuere que seguramente se podía escuchar hasta Puebla. Las manos me sudaban tanto que podía llenar un vaso.

“Maestro Monsivais me permite una foto con mi hija”, le pidió mi papá. Yo estaba escondida tras él. Me vi como cuando a la hija fea de un rico le van a presentar al futuro esposo.

Monsivais nos miró de pies a cabeza, pero su mirada se detuvo en la gorra de mi papá, qué en el centro tenía una estrella roja. También miró mi boina con una estrella dorada, al estilo del Che.

El maestro aceptó gentilmente, estrechó la mano de mi papá. Mordiendo el reboso le dije a Monsivais: “Yo también soy o seré periodista y futura escritora.

Él no dijo nada, sólo sonrió. Se acercó a mi, nos pusimos en pose, me tomó de la cintura y sonreímos en espera del flash de la cámara. Mi padre y yo nos despedimos con un “muchas gracias maestro”. Cada quien tomó su camino.

Dice mi hermano que es admirable que así como hay personas que siguen a “artistas” como RBD hay personas como yo que le causa felicidad tomarse una foto con un escritor.

Sólo no quiero imaginar que suceda sí me encuentro a Silvio Rodríguez quizá quede helada.

Tal vez para Carlos Monsivaisólo fue una foto más y un encuentro sin importancia. Pero para mi fue un momento de éxtasis, como cuando alguien se toma una foto con su artista favorito.


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28 diciembre 2007

Posted by Maya at 7:21 p.m. | 0 comments

Sonia le dice a su esposo “ya llegará el año nuevo, hay que comprar las cosas para la celebración” Su esposo la mira incrédulo y le cuestiona “¿No te has cansado de lo mismo todos los años?”. Ella le responde un poco irritada “Eres tan amargado no ves que si no hacemos lo de las uvas y los calzones no tendremos buena suerte”.

La celebración del año nuevo es tan antigua como la humanidad. Cada civilización ha festejado la llegada de un nuevo ciclo de muchas maneras. Los babilonios fueron los primeros en convertir el Año Nuevo en un ciclo festivo que duraba 11 días y que se celebraba al comienzo de la primavera.

Los egipcios celebraban el fin del año con el comienzo de la crecida del río Nilo y la preparación de las tierras para la siembra, mientras que los romanos también hacían coincidir la celebración con la llegada de la primavera y lo festejaban el 25 de marzo.

En la actualidad el festejo del año nuevo es muy importante para la mayoría de las culturas y cada una de ellas realiza rituales para atraer la buena fortuna. En México las más comunes son usar ropa interior roja o amarilla, para el amor o el dinero y según lo que se quiera obtener.

Para realizar viajes, el 31 a media noche, las personas tienen que salir con una maleta y darle una vuelta a la manzana corriendo. Para que la comida no falte se llena un tazón con granos y se deja por todo el año.

Para que el dinero no falte se barre las moneda, en este ritual muchas personas lo hacen de adentro de su casa hacia a fuera pero otros creen que eso “espanta el dinero” así que lo hacen de afuera hacia adentro.

Las doce uva no pueden faltar en la cena de año nuevo. Éstas se tienen que comer al copas de las 12 campanadas que dan inicio al nuevo ciclo. Mientas se comen es importante formular un deseo por cada uva.

El comer las doce uvas tiene origen en España en 1909 cuando los agricultores ingeniosamente buscaron la forma de deshacerse del excedente en la producción de uvas inventando el rito de comerlas para la suerte.

En la página de Internet www.familia.cl recomiendan otros rituales para recibir el años nuevo como son; sentarse y volverse a parar con cada una de las doce campanadas: trae matrimonio. Recibir el año nuevo con dinero dentro de los zapatos: trae prosperidad económica.
Para tener mucha ropa nueva: la noche del 31 debes usar la ropa interior al revés. Poner un anillo de oro en la copa de champaña con la que se hará el brindis: te asegurarás que no falte el dinero (ojo con tragártelo).

Encender velas de colores: las azules traen la paz; las amarillas, abundancia; las rojas, pasión; las verdes, salud; las blancas, claridad, y las naranjas, inteligencia. Repetir en voz alta o mentalmente la frase "Voy a ser feliz este año" junto a los doce campanadas.

Si se sale a la calle, tratar que la primera persona que se vea sea joven, ya que mientras menor sea, mayor será la felicidad. Comer una cucharada de lentejas (cocidas) dentro de los primeros minutos del nuevo año para tener prosperidad.

Repartir espigas de trigo: símbolo de la abundancia. Lo ideal es repartirlas entre todos los asistentes (que todos tengan en las manos la medionoche) y también esparcirlas por la casa.

Quemar al muñeco "viejo": para desprenderse de las cosas malas del año que termina. Es necesario hacer un muñeco con la ropa vieja. Si se quiere, se le puede poner en el bolsillo una lista con todas las cosas malas del año que quieren eliminarse. Se debe poner en un lugar sin riesgos de incendio. A medianoche se le prende fuego.

Básico, en todo caso, es tener fé en lo que estás haciendo. Y para terminar, sugiere rezar a medianoche, "por ti mismo, por tus seres queridos, por la humanidad, por el planeta y el universo entero, y que des las gracias por todos los dones que recibiste durante el año que se acaba".


Posted by Maya at 4:49 p.m. | 0 comments
27 diciembre 2007
Con el reflejo de sus setenta y un años en la mirada, camina Don Ignacio Flores, mejor conocido por los locatarios del mercado municipal, “Cozme del Razo”, en San Pedro Cholula como “Don Nachito”. Con andar cansino visita los puestos en busca de algún amante del café puro que quiera degustar su aromático producto. 

Don Nachito ha encontrado en este lugar la clientela adecuada para su producto debido a que las personas empiezan su jornada de trabajo casi al amanecer y requiere del efecto estimulante de un buen café para despertarse y entrar de lleno a sus labores, costumbre que han arraigado desde su infancia.

Esta situación lo obliga, al despuntar el alba, a salir de su lugar de origen en Tlapacoyan, enclavado en los límites de la Sierra Negra y la Sierra Veracruzana en dónde tiene su pequeña parcela, o su tierrita como la llama Don Nacho, la misma que su padre trabajo cuando él era niño.

Él sale de su casa todos los sábados a las cuatro de la mañana, con su sombrero de palma, una chamarra color azul marino ya un poco desteñida, pantalones color gris, sus guaraches de cuero y bajo el brazo su morral, en dónde guarda unas cincuenta bolsas de café en grano, de aproximadamente cien gramos, trae también envoltorios de amaranto de mismo peso por si logra venderlos.

Don Nacho se hace cuatro horas de viaje más o menos, toma un austero camión que le cobra ochenta pesos y lo lleva a la centrar de autobuses en puebla. De ahí toma otro que lo lleva a Cholula. Ya en San Pedro camina despacio por las calles ofreciendo su café, en ocasiones encuentra extranjeros que le compran una bolsita a veinticinco pesos, ahí comienza su día de venta.

Camina hasta el mercado, y promociona su producto las mujeres se acercan y le regatean, cuenta Don Ignacio que la bolsita la vende a veinticinco pesos pero hay personas que se lo quieren comprar a quince porque se les hace caro, “no es justo” comenta, pero no hay mucho que hacer y para no perder lo vende a veinte pesos, “es mejor vender aunque sea barato a regresarse con mercancía”, se justifica mientras se seca el sudor de la frente.

Por otro lado, dentro del mercado ya cuanta con su clientela frecuente quien lo espera para comprar un par de bolsitas de café, como Doña Miriam quien lo espera todos los fines de semana ya que el sabor del café de grano le gusta más que el soluble, además Don Nacho y ella son de la misma región por tanto se ayudan, hay veces que hacen un trueque, él le deja un par de bolsas de su producto y Doña Miriam le da un queso o lo proporcional.

Después de recorrer todos los pasillos del mercado, Don Nachito se va por todo el tianguis a paso lento, a ratos se detiene a descansar o si el hambre apremia se come su almuerzo, el que le prepara su mujer antes de que salga de su hogar, el cual varia según su economía, esta ocasión fue un taco de arroz con un huevo duro. Mientras lo come destapa un refresco de cola, no puede sustraerse a la globalización, la misma que lentamente lo extingue y aleja a sus compradores. Él como la mayoría sucumbe a las empresas transnacionales como sus competidoras.

Al acabar su comida reanuda su trabajo y ofrece su café a las personas, las invita a oler aquel grano no consigue comprador y se siguen de largo. Don Nacho se queja “ya muy pocos compran café en grano”, le echa la culpa al café soluble porque que “es más fácil de hacer”, por eso ya no hay muchos que vendan café como él.

La venta no es sencilla y muchas veces no es tan buena, cuanta el señor, ya que cuando no termina de vender sus bolsas de café decide invertir un día más para llevar lo menos posible de mercancía de regreso y más dinero, entonces no le queda más que regresar a la central de autobuses y pasar la noche ahí, en alguna de las bancas. Lo prefiere así y tener la oportunidad de vender su café a los viajeros, algunos se lo compran para llevarlo de regalo de última hora. 

A su edad es difícil la jornada tal larga que realiza, por eso en excepcionales ocasiones se ha hecho acompañar de su nieto menor. Mas es complicado llevar a su nieto de 12 años al trabajo porque representa un gasto más, que no es tan fácil solventar.

“El café ya no deja” dice Don Nacho cabizbajo, mientras recoge su morral, que aun tiene más de la mitad e bolsas de café, lo echa al hombro para seguir buscando quien le compre una bolsa de café. 



Posted by Maya at 8:11 p.m. | 0 comments
19 diciembre 2007


Laura Esther Ortega Williams

Las dos de la mañana estaban a punto de dar, no sé, faltarían quince minutos. Dormía tranquilamente y soñaba que estaba en un inmenso jardín, a cada paso que daba aquel lugar se hacía más grande y más grande y sus limites se tornaban inalcanzables, más allá de los linderos del horizonte. 

Corría tan rápido como mis piernas me lo permitieron. Al detenerme detrás del resplandor lo vi, sus inmensos ojos acerados me miraban de manera tierna y nostálgica. El viento fue su cómplice, hacia agitar su cabello negro, era perfecto, era como un ángel. 

Me acerqué a él, el ambiente se impregnó de una mezcla entre vainilla y coco, me sentía tan feliz, protegida. Él irradiaba calma, y calidez. Lindaba en terrenos de lo divino.

Estaba apunto de estrecharme en sus brazos cuando de pronto una voz me arrastró a la realidad, todo el camino recorrido en tanto tiempo se hizo nada.

Aquella voz, resonó nuevamente y más fuerte que la primera vez. De golpe me levanté mi corazón se aceleró tanto que la cabeza me comenzó a doler. 

Busqué mi bata y me la puse. Al bajar las escaleras descubrí que mi madre era quien gritaba. Minutos después, más tranquila me dijo que mi hermano mayor me había dicho que saliera de la casa, que afuera había un niño que me esperaba. 

Busqué por toda la casa a José, mi hermano, pero no estaba, ya se había ido. Más tarde supimos que él no había ido a la casa, toda la noche trabajó en el aserradero, qué está a horas de camino. 

Según Jacinto, el chalán, estuvieron juntos toda la noche porque tenían que hacer un pedido especial del señor Joaquín, el dueño de todo el pueblo y antiguo pretendiente de mi madre.

La persona que fue a dar la misiva no era mi hermano. Fue un camaleón, un ser vil y despreciable que aprovechando la oscuridad usurpo su lugar y su imagen. Pero el olor era distinto, mientras que José olía a maderas y aserrín, el profano olía a muerte y a sequías. 

Mi madre al ver al camaleón supo que no era José, no caminaba como él, no sonreía, su voz aunque idéntica no tenía aquel candor ni el ritmo que caracteriza a José. Mas su imagen era una copia exacta, así que creyó que en realidad era mi hermano. 

Cuando él se marchaba, se acercó a mi madre y la miró fijamente. El impostor, entró en la mente de mi madre y le mostró toda la destrucción de la qué él se alimenta, por eso sus implacables gritos.

Al tranquilizarse, me dio el recado de mi supuesto hermano. Me asomé por la puerta pero no vi a ningún niño. Recuerdo haberle dicho a mi madre que no era bueno salir a esa hora, ya que todo estaba totalmente oscuro y la luz de farol era inútil. 

Mi madre me preguntó que si había visto al niño, yo respondí que no porque no había nadie. Ella me instó a salir pero un frío recorrió mi cuerpo y erizó el delgado bello de mi nuca. 

Sentí miedo, si y mucho, algo me decía que pasara lo que pasara no saliera, pero mi mamá insistía. Un pensamiento atroz cruzó por mi mente, ¿qué era aquella necedad de mi madre por verme fuera de la casa?, ¿qué había afuera que me provocaba tanto terror?, y ¿quién era ese niño, que me esperaba pero no lograba ver?

Mi madre se mantenía firme a no cerrar la puerta, había un brillo anormal en sus ojos, su voz estaba ahogada, era como si dos personas estuvieran articulando las palabras, pero la más débil luchara por ir en contra de la más sonora.

Al cuestionarle el motivo de su negativa al encerrarnos en la casa se justificó diciendo que era una descortesía dejar aquel niño a fuera. Pero había algo más. 

No obstante mi mente está fija en cerrar la puerta así que tuve que valerme de argumentos que le darían miedo le dije que sólo así nos mantendríamos a salvo de los cuatreros o del nahual. Ella se persignó y aceptó mi petición.

Estaba cerrando la puerta cuando lo vi con sus extraños ojos grises, agazapado entre los matorrales, parecía un gato o cualquier animal salvaje. Se trataba de un niño pequeño quizá como de unos siente años, muy flaco. Llevaba un short color negro, sandalias de cuero, y una sudadera gris. 

Mi cuerpo se estremeció, rápido cerré la puerta azotándola tan fuerte como me fue posible, quiera escapar de aquel niño pero que tonta fui, no se pude escapar de alguien con esa naturaleza. Traté de recobrar la calma, subí a mi recámara y poco a poco fui cayendo al sueño profundo.

La noche siguiente, regresé a brazos de Morfeo pero algo nos separo de tajo. Escuche que alguien golpeaba mi ventana, me levante pero no vi nada, sin embargo me sentía observada, el mismo frío de la noche anterior se posó en mi nuca erizándome y un incomodo viento helado invadió mi ser. 

Sentí desesperación, angustia, temor, enojo, tristeza, soledad y un recuerdo apareció en mi mente, la añoranza, el calor y la plenitud lo acompañaron.

Sin saber porqué abrí la ventana. El calor de la noche no actuaba en contra del frío que invadía mis piernas y mis brazos. Un impulsó me llevó hasta el borde del balcón me subí en el barandal, me balanceaba.

Mi camisón del color arena y la brisa se unían en un baile melancólico y mis pies descalzos acariciaban el metal oxidado del barandal.

Algo me incitaba a dejarme soltar en un suspiro y mandar al diablo mis miedos. Una voz me susurraba “Suéltate”, “Te necesito conmigo”. En el silencio de la noche me uní a aquella voz y me repetía “Sí, mientras este acá la piel y la respiración nos estorbará”. 

Abrí los ojos y pude ver mi cuerpo cayendo al vació y ser recibido por el niño de cabellos negros y ojos grises como la luna. Lo reconocí, era el niño de la noche anterior. 

Al tomar mi mano, su cuerpo se derrumbó quedando inmóvil. Una fuerza extraña me jaló desde el balcón hasta donde estaba mi cuerpo y el del niño estaban sin vida. 

Por un instante me perdí, no sabía dónde estaba, no conseguía ver nada ni sentir. Después de unos minutos sentí mis piernas y mis manos y mi cuerpo. Abrí los ojos y me vi frente a frente parándome, me asuste ¿cómo era que podía verme levantándome?, me sonreí con malicia y con satisfacción, me sacudí el pasto seco del jardín y regrese a mi casa, donde mi madre me esperaba como los brazos abiertos.

Ahora todas las noches tocó la ventana de mi recámara para poder estar conmigo, pero no logró llamar mi atención.








Posted by Maya at 9:22 p.m. | 0 comments
13 diciembre 2007

Por: Ixchel González 

Han pasado más de 30 años (32 para ser exactos) desde que una niña de origen japonés cautivara al mundo entero y le diera al anime el impulso necesario para entrar a diferentes mercados fuera de Japón.

Todo comenzó en 1975, cuando la escritora Kyoko Mizuki unió fuerzas con la artista de manga Yumiko Igarashi para crear la historia de Candy Candy.

La serie relata la vida de Candy White, quien vive en un orfanato llamado el Hogar de Pony localizado cerca del Lago Michigan, Estados Unidos. 

A travez de la historia vemos como crece, su vida al ser adoptada, su primer amor (Anthony), su vida en el colegio San Pablo en Inglaterra, la pérdida de seres queridos, su trabajo como enfermera y la convivencia con sus inseparables amigos: Annie, Archie, Stear y Paty, así como su relación con Albert y su gran amor Terry.

Resulta difícil resumir la trama en tan sólo unos cuantos párrafos, pero se puede decir que es una historia de amor, sacrificio y superación, en la que la protagonista enfrenta diversas situaciones y adversidades.

Sin importar el hecho de ser una historia cargada de drama, Candy Candy ha logrado trascender y mantenerse vigente a pesar de tener más de tres décadas desde su creacíon.

Con la llegada y popularización del Internet, seguidores de todo el mundo han podido no sólo volver reviver cada uno de los episodios y tener acceso a material que no fue lanzado en sus países de origen, sino además ha introducido a Candy a nuevas generaciones.

La historia de “Tarzán Pecosa” consta de 9 mangas publicadas entre abril de 1975 y marzo de 1979. En 1977 Candy Candy ganó el primer premio Kodansha Manga en la categoría de shōjo

Debido al éxito inicial de la historia a partir de 1976 Toei animation decidió adaptarla al anime, realizando un total de 115 capítulos. 

Además existen dos ovas, una película y una novella, así como el final italiano, el cual a pesar de no ser considerado official, pues no fue escrito por Mizuki, presenta un final más feliz o mejor dicho el final que a todos los seguidores de la historia les hubiera gustado ver.




Posted by Maya at 8:53 p.m. | 0 comments
Espero 10 años para poder ver este final... así es como debió haber terminado esta serie.
Este final pudo ahorrar los gastos del psicologo a muchas chicas y tantos años de traumas. Lo cierto es que muchas chicas que siguieron esta historia, en algún momento, soñaron con un amor como el de Terry y Candy

Disfruten ...



Posted by Maya at 8:51 a.m. | 0 comments