Yo soy el comodín en este mazo de cartas
Hoy volví a nacer, me parece increíble que redescubriera lo maravilloso que es estar viva aquí y ahora. Quizá este descubrimiento no os parezca sorpréndete... porque talvez piense que es lógico y de hecho lo es... sin embargo tomamos la vida como algo simple quizá normal o hasta cierto punto nos dejamos llevar por la monotonía.
Pero hoy he roto con ese esquema monótono y he regresado a mi estado original de comodín; a mi esencia que había olvidado, para ingenuamente intentar formar parte de alguna de las familias de barajas. ¿Pero por qué un comodín querría hacerse pasar por una simple carta, que no se asombra, que ya dejó de preguntar, que simplemente ve el fascinante arte de vivir como una simple acción, que no trasciende?.
Quizá porque no es fácil vivir en un mundo donde hay muy pocos comodines y hay demasiadas preguntas y las respuestas por sencillas que parezcan están muy lejos del entendimiento humano. Es difícil vivir en un mundo tan abstracto, tan mágico, tan subjetivo y lleno de distintos matices, que ante tal reto lo mejor es dejar de cuestionar una realidad y aceptar lo que nos dicen sin tener un criterio propio, y olvidar de una vez por todas semejante misterio.
Ser un naipe común es más sencillo que alzar la voz y preguntar, y tener una opinión, es más cómodo rendirse ante la lucha. El fracaso y la mediocridad parecen entonces la mejor respuesta. Mas hacer esto representaría estar inmerso en una nada, en la cual no perteneces es estar en un engaño.
El que no es comodín ya no entiende lo que realmente significa vivir, porque ya no sueña, se conforma, deja de sentir, de innovar, de oír, de saber, simplemente pierde su facultad de asombro, se embriaga de la bebida púrpura[1] y todos los sabores y sensaciones simplemente se habitúa a él. Se convierten presos de sus propios cuerpos y se forman murallas en su mente, en sus ojos y en su corazón porque se vuelve escéptico, incapaces de creer más allá de lo que su estrecha mente le permite, olvida sus ganas de volar, su libertad.
Pero paradójicamente se necesita sólo un poco de esa bebida para entender que somos parte de este raro mundo y de esta extraña existencia. Sólo se necesita un poco para recordarlo, un poco para tener la realidad en cada poro de la piel y en la totalidad de los sentidos.
Ser un comodín, preguntar, asombrarse, sentir la increíble experiencia de vivir, y saber que como comodín se es único en un juego de cartas, único en la imaginación de un marinero[2], o un ideal en la mente de un ser aún mayor, o un personaje en un libro que brotó de la imaginación de un brillante escritor.
Quisiera tener la certeza de saber que una parte de mi no se borra con el tiempo. Tal vez seré eterna como una idea o sólo un eslabón en una interminable cadena de comodines.
Reflexión basada en el libro
“El misterio del solitario”
Jostein Gaarder.
[1] Según el libro “El misterio del Solitario” de Jostein Gaarder; la bebida purpura es una especie de esencia que despertar todas las sensaciones y el que lo prueba es capaz de sentir todos los sabores. Sin embargo en dosis muy grandes es peligrosa porque se pierde el asombro por las cosas y se habitúan a ellas.
[2] En el libro “El misterio del solitario” un marinero es creador de toda una isla repleta de cartas y dónde comodín es el único que se percata de su condición de ente imaginario y único, además de saber quien es su creador.