Cuarenta y un años los separa el uno del otro y sin embargo ambos tienen semejanzas interesantes en su manera de escribir. Quizá la más cercana de éstas sea el tipo de violencia que manejan ambos autores. Cada uno en su estilo particular hacer referencia a éste fenómeno de la conducta humana. La violencia que presenta Calderón de la Barca en “La vida es sueño” es similar a la que se puede ver en “Los Dos hidalgos de Verona” de William Shakespeare ambas se pueden interpretar como un conductor de la novela. Aunque en general la historia central no sea del todo parecida, ya que una habla del amor idílico y otra de la vida y sus vicisitudes, sus semejanzas sobrepasan la historia principal por la violencia.
La violencia se puede manifestar de diferentes maneras, no sólo las que conocemos. Tanto Calderón como Shakespeare hacen un importante uso de la violencia en sus historias. Uno de los más sobresalientes es el llamado mundo al revés es decir, cuando las cosas van contrarias a la naturaleza. Otra manifestación de este fenómeno se representa en la brutalidad y fiereza de los humanos al realizar algunas acciones. Y por último también ambos autores exponen cómo violencia la traición y el exilio asimismo el destino y el encierro como causa y efecto.
Se puede observar que tanto Julia (novia de Proteo en los Dos Hidalgos de Verona) como Rosaura (hija de Clotaldo en la Vida es Sueño) se visten de Varones. Esta acción puede considerarse violencia contra la naturaleza y es llamado “mundo al revés”, porque ellas toman el papel de varones yendo al contrario de su naturaleza. En el caso de Rosaura busca tomar venganza de un injuria que es el abandono de su padre y el engaño de Astolfo y para cobrar esa afrenta decide que la mejor manera es haciéndose pasar por hombre, en la siguiente cita, Rosaura se refiere así misma en masculino. “Y si he de morir, dejarte quiero, en fe desta piedad, prenda que pudo estimase por el dueño que algún día se la ciñó: que la guardes te encargo, porque aunque yo no sé qué secreto alcance, sé que esta dorada espada encierra misterios grandes, pues sólo fiado en ella vengo a Polonia a vengarme de un agravio” (Calderón, 23). Con Julia pasa algo similar mas no igual, ella se disfraza de hombre, para pasar inadvertida, ya que sigue a su novio Proteo que va de viaje y durante éste él se enamora de otra mujer quien es novia de su mejor amigo, “ No en traje de mujer, pues quiero evitar las inoportunidades de los libertinos. Bondadosa Lucia, prepárame vestidos que sienten bien a un paje de buena casa” (Shakespeare, 162). Tanto Julia como Rosaura justifican su forma de violencia, para lograr su propósito, ya que cómo varones quizá les sería más fácil conseguir su meta.
El ser humano muchas veces para logra lo que quiere hace uso de la violencia física o brutalidad aun sabiendo que él es un animal racional. Calderón de Barca y Shakespeare retoman esta conducta agresiva y la plasman en sus novelas. Calderón lo hace presente, cuando Segismundo es liberado de la prisión y le hacen saber que es príncipe de Polonia y al enterarse de tal nueva, estalla en ira y en soberbia “¿También oíste decir que por un balcón, a quien me canse, sabré arrojar?”(Calderón, 58). Y Shakespeare presente el mismo tipo de violencia pero en una situación diferente. Proteo por su parte, persigue en el bosque a Silvia para hacerle el amor “¡Pues bien! Si el amable aliento de mis suplicadoras palabras no pueden inspiraros mayor dulzura, triunfare de vos como un soldado, con la fuerza de mis brazos, y os amaré contrariamente a la naturaleza del amor, empleando la violencia” (Shakespeare, 183-184), pero Valentín (quien era su amigo) interviene en favor de su amada increpando agriamente a Proteo por su conducta brutal y por su inconsistencia e inconstancia amorosa.
Otra forma de violencia es el encierro, en La vida es sueño, y el exilio, en los dos Hidalgo de Verona. En la vida es sueño Segismundo es encerrado en una torre por los presagios de las estrellas, que dicen qué él será un tirano y piensan que la mejor manera de evitar esto es encerrando y donde sólo a Clotaldo puede verlo “Allí Segismundo vive mísero, pobre y cautivo, adonde sólo Clotaldo, le ha hablado, tratado y visto” (Calderón, 33). De otro modo tenemos el exilio de Valentín, por causa de la traición de su amigo Proteo, quien busca quedarse con Silvia, y en este egoísta afán, revela al duque de Milán (padre de Silvia), los planes fuga de Valentín y Silvia “… Sabed, digno príncipe, que Valentín, mi amigo, se propone robaos esta noche a vuestra hija…” (Shakespeare, 165). Ante este atrevimiento Valentín es exiliado pues ha traicionado la confianza del Duque “… ¡Vete, vil intruso, presuntuoso esclavo! Lleva a las mujeres de tu relea tus zalameras sonrisas y atribuye a mi paciencia más que a tus méritos el que puedas libremente marchar de aquí; agrádeseme este favor más que todos los que, inmerecidamente, te concedí hasta ahora… ” (Shakespeare, 167). Sin lugar a dudas ambas acciones son una manera de agresión. La primera en contra de Segismundo porque es cuartado su libertad y sus derechos como príncipe y la segunda hacia Valentín que es exiliado por la vileza de su amigo. Ambos son privados del derecho de la libertad uno por estar encerrado y otro por ser desterrado del lugar donde su amada vive y así no puede conducirse con este derecho.
Cada historia es distinta así como su contexto, sin embargo tanto Calderón de la Barca como William Shakespeare utilizan la violencia como la causa que desarrolla la historia. Justifican las acciones para que al final la novela tenga forma y para que cada situación los conduzca a donde se pretende. La traición, el exilio o el encierro, la brutalidad, y el mundo a revés, son la justificación para cada acción y sobre todo para que cada una de ellas se desarrolle, con un motivo. Aunque la nacionalidad y la fecha en la que se realizo la obra son distintas, ambos autores tienen semejanzas impresionantes.
CALDERON DE LA BARCA
La vida es sueño
Editorial Milenio.
WILLIAM SHAKESPEARE
Hamlet, Penas por amor perdidas, Los dos Hidalgos de Verona, Sueño de una noche de verano, Romeo y Julieta.
Editorial Purrua