Es difícil despertar otra vez, a una vida terrena y más cuando ya se tiene conciencia y la idea de lo que es y sobre todo cuando por mucho tiempo se ha estado muerto, si muerto en vida.
Dejar lo etéreo de un sueño exánime pero con aparente vida, ¿cobardía? Tal vez si pero lo prefiero mil veces a contemplar como los hombres con su raciocinio irracional se acaban a si mismos, ¿tanto es su afán por el poder?.
No lo sé aún pero de lo que tenía certeza era de nadie me podía garantizar que mi letargo fuera para siempre.
Era extraño, estaba carente de movimiento alguno, fue como si ese golpe de realidad, que recibí fuese de tal fragor, que me cegara a largos ratos y al final me condujo a un estado de silencio ruidoso, repleto de millones de voces del pasado, de mi presente y de mi futuro, que me imposibilitaba para escuchar hasta mi propia voz, la voz de mis mas entrañables pensamientos, la voz de mis ideas eternas pero perecederas, estaba pendiendo de un delgado hilo que ya no era de plata mi cordura y mi locura.
¿Estaba muerta?, pregunta, complicada en su sencillez pero la respuesta evidentemente incorrecta seria si… si lo estaba con vida y muerte, con odio y amor con tremenda cobardía pero extrema valentía, el miedo, la duda, la incertidumbre envolvían en macabras capas de espanto y alegría, de luz y oscuridad, de ver morir y ver nacer, todo se sumergía en un túnel de claridad lóbrega.
No se que hubiera sido preferible en aquel momento estar ciega, manca o tullida, a estar con vida y muerte.
Ya estaba aquí a pesar de mis pocas ganas de seguir adelanté, quería seguir luchando aunque me ya me hubieran dicho que había acabado. No entendí como… encontré un remanso de paz, tranquilidad, espanto, tormento y fuerza; así desperté, aunque no quería. Era como si algo que era intangible invisible, energía pura, serena, amorosa, calida… me dijera sigue adelante… la esperanza… está en tus manos.
Siempre me lo habían dicho y lo sabía que el ser una guerrera, no sería fácil, y evidentemente no lo era. Pero ese era el camino en busca de mi trascendencia individual… y tal un pequeño grano de arena a la trascendencia de mi especie. Esa trascendencia es lo que me impulsaba a estar aquí, así tuviera que librar millones de batallas.
Tenía en mí el poder de mi espíritu material, de mis ganas de rescatar a mi pueblo de esos malditos demonios, ángeles corrompidos por la misma maldad de los hombres.
El camino es y será siempre complicado largo, o corto, desconocido o emocionante… eso no lo puedo decidir yo, mas puedo decidir el camino que quiero llevar, todo como los efectos de mis actos, pero con deber y responsabilidad, y de una ardua preparación física y mental.
Pero mientras la desesperanza es mayor e irónica esperanza tendré que librar esta batalla de salir de esta situación que me mantiene entre el espanto y la alegría, entre la rudeza y la ternura; viendo pasar mi vida con lágrimas secas, y los ojos cerrados con una bendita tristeza que a ojos de otros puede parecer la felicidad sentida, entre el espanto y la alegría transcurre todo mi cordura y mi locura, lo profano con lo santo, todo, nada mis sentimientos y mi insensibilidad y en general lo que me hunde en un estado felizmente infeliz de vida y muerte.
Laura Esther Ortega Williams
11 de octubre de 2004
insipirado en la canción de Silvio Rodríguez " ENTRE EL ESPANTO Y LA TERNUARA"
siyusun!