Recuerdo la primera vez que fui a un asilo de ancianos, corrijo, a una casa hogar para personas de la tercera edad.
Fue hace unos años cuando estaba en la secundaria. La maestra de orientación educativa e identidad, cada año cuando los estudiantes estaban en tercero, organizaba una visita a un asilo.
Todavía recuerdo sus argumentos y la emoción cuando los pronunciaba “hay que darles a los viejitos compañía y un momento de felicidad, porque lo necesitan, además algún detalle material como galletitas o ropa interior”.
Así que mi maestra, de quien no recuerdo el nombre por más que me he esforzado y sólo logro recordar su apodo, pero por respeto a ella no lo diré, se abocó a buscar patrocinio de la mejor manera que se conoce en las escuelas, pidiéndolo de los estudiantes.
No sé bien cuanto dinero recaudo de esa colecta, sólo sé que el día de la visita ya se contaba con cerca de cien paquetes de ropa interior y el mismo número de bolsitas con dulces, como los aguinaldos que se les da a los niños en las posadas.
Para ese día tan especial se prepararon coreografías, mis amigas bailaron el tan famoso Mambo N Five, otros de mis compañeros bailaron Larger Than Life. Otros tres chicos se vistieron de los reyes magos y fueron entregando los paquetes de ropa.
Ese día muchos de los ancianos estaban contentos, parece que después de todo la maestra de identidad había logrado su cometido. Sin embargo había un grupo como de cuatro personas que se mantenía aparte, en un rincón, arropados por aquellas paredes color durazo pálidas y sucias.
No pude evitar acercarme, por más que mi razón y la prudencia me decía que me mantuviera alejada. No contenta con ir a donde ellos se encontraron tuve que hablarles.
- Buenos días- , dije tímidamente como esperando que no me respondieran y poder irme entonces.
- Buenos días-, me contestó uno de ellos muy cordialmente como invitándome a continuar la conversación. En seguida me preguntó mi nombre.
Con una sonrisa le conteste – Laura, ¿y el suyo? –
- Armando López, para servirte -.
Él era un hombre de unos 75 años, su piel era clara y su cabello estaba totalmente cubierto por canas, usaba un bigote grande y espeso y al contrario de su cabello éste era negro pero con algunas canas.
Comenzamos a platicar, al principio puras trivialidades de las que se platican cuando no concones a la persona o de esas que se usan para romper el hielo.
- ¿Tienes Abuelos?- me preguntó mirándome fijamente.
- Sí -, le respondí.
- ¿Y los visitas seguido? –
- Pues, ellos viven conmigo. Bueno con nosotros, con mi mamá y mi hermano.
- ¡Qué gusto!, yo antes también vivía con mis hijos. Cuando me jubile mi esposa y yo vivamos juntos en nuestra casa, pero ella enfermo y nos fuimos con mi hija y su familia porque tuvimos que vender la casa para el tratamiento de mi mujer.
- ¿De que enfermó su mujer? – después de hacer esa pregunta me arrepentí, pero ya era demasiado tarde.
Los ojos de Don Armando no pudieron esconder la nostalgia al recordar a su compañera.
- Le dio cáncer –
Cuando me dijo esto me estremecí, ya no quise preguntar más, me conformaba con lo que Don Armando quisiera confiarme, eso era lo más prudente, además no quería perturbarle más.
Así Don Armando continuó con su charla.
- Yo primero vivía con m’hija, pocos meses después falleció mi esposa. Honestamente yo quería morir, sin ella ya no tenía nada.
Pasaron los años y mi yerno le ofrecieron trabajo en Pachuca y pues la verdad no me quería ir con ellos, el esposo de m’hija nunca me cayó bien.
Así que me fui con m’hijo pero pues fue por muy poco, tuve problemas con su mujer, aunque al principio me trataba bien pero pues después le empezó a decir a m’hijo que yo la insultaba y que le aventaba la comida.
¿A ver como iba yo a hacer eso si yo era un arrimado?. Y pues por ella m’hijo me trajo acá y pues como todo, no, al principio mi niño venía a verme seguido pero pues como que al pasar el tiempo se fue olvidando de mi, echándole la culpa al trabajo.
Yo no entiendo como yo siempre estuve para ellos pero ellos para mí no, al fin ya no les sirvo.
Afortunadamente, la soledad ya no me pega como antes acá tengo amigos, a ellos tampoco les molesta estar solos, entre todos nos hacemos compañía-.
Cuando Don Armando terminó su historia, tenía un nudo en la garganta que un al recordarlo se vuelve a formar.
Después llegó una asistente a decirnos que no perturbáramos a los abuelitos esto debido a que mi amble anfitrión no puedo detener unas lágrimas mientras me contaba su historia.
En la ciudad de Puebla pueden encontrarse muchos casos relacionados con el abandono de los adultos mayores, como ahora les llaman, en Casas Hogar como el caso de Doña Guillermina que tiene un poco más de 65 años, aunque aparenta menos edad ya que aún no pinta muchas canas. Su mirada es calida y amable. En la hora de la comida comparte mesa con algunos de sus compañeros.
En esta ocasión a pesar de que el olor de los platillos es tentador ha deja de lado sus cubiertos para charlar un poco y compartir como es su vida en la Fundación Gabriel Pastor.
Ella comentó con un poco de melancolía que lleva viviendo en ese lugar desde hace un año con un mes, dedo señalar que me llamó mucho la atención que llevará una cuenta tan exacta del tiempo, además señaló que sus familiares no la visitan con mucha frecuencia desde el tiempo que ella está ahí. A pesar de eso ella se siente a gusto.
Como Doña Guillermina hay 81 residentes en esta casa hogar, la cual cuenta con instalaciones adecuadas para que los adultos mayores vivan cómodamente.
Así lo estipula la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, en el capítulo dos en el artículo cinco y la fracción seis, establece qué los adultos mayores, extiéndase por estos a los adultos mayores de 60, tienen derecho a contar con una vivienda digna y apta para sus necesidades.
Además deben estar sujetos a programas para tener acceso a una casa hogar o a un albergue u otras alternativas de atención integral si se encuentran en situación de riesgo o desamparo.
La casa hogar Gabriel Pastor
La fundación Gabriel Pastor se creó para este fin, para brindarle a los adultos un lugar para vivir durante sus vejez, y está institución de beneficencia privada fue fundada el 16 de junio de 1956, por Gabriel pastor quien conoció la soledad de la vejez, así lo explicó Irma López administradora de la fundación.
Asimismo Irma López, explicó el funcionamiento de la casa hogar en que les proporciona todo lo necesario y cuenta con servicios completos para los residentes.
Existe un patronato que está pendiente de todo lo que haga falta. El cual está formado por 5 consejeros altruistas, el presidente de la fundación el Sr. Bernardo Fernández Meyer, el vicepresidente el Sr. Francisco Ramón Suárez Bonet, un secretario, un tesorero y un vocal.
Por otro lado la fundación acepta a las personas mayores de 65 años que se puedan valer por si solos y puedan caminar, se realiza el estudio y en base a eso se cobra una mensualidad que puede ir desde los nueve mil pesos más o menos.
Otra de las maneras de obtener recursos es mediante la renta del auditorio que tiene una capacidad para cuatro cientas personas. La fundación es un lugar de altruismo privado.
El entretenimiento
Para el esparcimiento de los residentes la fundación cuenta con diferentes actividades como clases de Tai Chi, con karaoke, terapia grupal, talleres de manualidades, como pintura, costura, o tejido, salas de esparcimiento, mesas de billar, biblioteca o sala de lectura.
Doña Guillermina y don Jorge participan en algunas de estás actividades sobre todo las que tiene que ver con algún tipo de actividad física, ya que como expresó Doña Guillermina le sienta bien.
En la fundación también se hacen celebraciones y eventos como el día de las madres, el día de la independencia, navidad, día de reyes, son llevados a la feria entre otras actividades. También hay clases de baile, indicó la Sra. López.
Asimismo algunas instituciones e incluso las autoridades del estado han contribuido con estos eventos y contratan músicos para su festividad.
La administradora también señaló que los residentes pueden recibir vistas todos los días y pueden entrar y salir e integrarse a cualquiera de las actividades. También cuentan con 2 médicos quienes están al pendiente de los ancianos, cuentan de igual forma con un consultorio dental y uno de fisioterapia, con enfermeras, chofer, departamento de trabajo social, psiquiatría y apoyo psicológico.
En este último ámbito es importante brindarle al adulto un apoyo psicológico para evitar que se sienta deprimido al ser nuevo huésped de está fundación. Por lo tanto en la fundación antes de ser admitido pasa por una etapa de familiarización, es decir se le invita a participar en las actividades, a conocer las instalaciones y sobre todo ayudarlo a adecuarse a su nueva vida.
En este sentido las damas voluntarias juegan un papel importante. Ellas son mujeres que tienen sus hogares y dejan un par de horas dos veces por semana sus casas para venir a distraer a los residentes y brindarles algún topo de apoyo.
Admisión, opciones e instalaciones.
No obstante antes de ser admitido, se le realiza un estudio socioeconómico para brindarle la mejor atención. En el hogar Gabriel Pastor hay varias opciones para los residentes las cuales varían según el estudio.
Por un lado están los cuartos compartidos en los pabellones uno y dos. El primero es exclusivo para varones, y cuenta con enfermería, sala de televisión, baño común, recamaras compartidas, peluquería. El pabellón dos es sólo para mujeres y es básicamente similar al primero.
El pabellón cinco son los cuartos individuales los cuales cuentan con baño propio y en la mayoría de los casos es amueblado por los familiares del longevo. Este pabellón es mixto y sólo en caso de que se trate de un matrimonio se comparte la habitación.
En pabellón cuatro es el de los consultorios médicos, los que están divididos por su especialidad. En esta área de la casa hogar se encuentra podología, medicina general, fisioterapia, el consultorio dental y la biblioteca.
En este lugar, como lo comenta Maria Eugenia ayudante las oficinas, es importante que las enfermeras y médicos vigilen la administración de medicamentos así como el tratamiento adecuado.
Sin embargo la fundación también cuenta con un programa de guardería o como le llaman “plan del día”, esto es que las personas llevan a sus familiares a la fundación a las 9 de la mañana aproximadamente y lo recogen cerca de 6 de la tarde. Entonces los familiares del adulto mayor no se preocupar por dejarlo sólo mientras ellos se van a trabajar ya que en la casa hogar conviven con los otros adultos, realizan alguna actividad y comen y meriendan.
Comentó Irma López que en ocasiones los ancianos no se han querido ir de la casa hogar, porque hace frío o porque están cansados, y hay veces que hasta llegan a quedarse como residentes en la fundación.
Quizá al final sienten ese lugar como su verdadero hogar.